(Zenit).
Justo un año después de su exilio de la Ciudad del Vaticano, donde el secretario privado de Benedicto XVI vivió desde 1996 hasta 2013, año en que por decisión de Papa Francisco fue desterrado a Friburgo, Alemania, el que fue secretario privado de Benedicto XVI tiene una nueva misión: representar a la Santa Sede ante tres países bálticos. O, en otras palabras, se convierte en el embajador del Papa Francisco en Letonia, Estonia y Lituania. Sin embargo, lo que unos calificaron de exilio fue vivido de otro modo por el “exiliado”: “De hecho, a bastantes personas se les ocurrió la impresión de que me habían enviado “al exilio”. Para ser honesto, yo también sentí lo mismo, pero seguí las claras instrucciones del Papa sin quejarme de que tenía que regresar a mi ciudad natal de Friburgo, aunque sin que me asignaran una nueva tarea. Esa fue una experiencia personal amarga. Pero no me dejé desanimar y esperé y recé para que algún día me estuviera esperando una nueva tarea. Ahora ella está aquí. Es muy posible que hubiera una lógica divina detrás del nombramiento del nuncio apostólico, que hizo uso de la pedagogía papal.
