(Libertad Digital. José Manuel Vidal).
El problema es que, para evitar nuevos casos de abusos, victimiza, condena, señala y culpabiliza a todos los curas y religiosos de la diócesis
En los nuevos protocolos se prohíbe a los curas, entre otras cosas, que lleven a menores en su coche, que devuelvan un abrazo a los niños o que les toquen la cabeza en la confesión o para bendecirles
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