(ACN INternational).
El arzobispo de Panamá habló con Aid to the Church in Need (ACN) sobre su experiencia en la región del Darién, una de las rutas más inhóspitas para la migración en América Latina. Monseñor José Domingo Ulloa subrayó la urgente necesidad de atención y acción ante las terribles condiciones que enfrentan miles de migrantes que atraviesan esta peligrosa región.
“Ante la creciente crisis humanitaria en la región de la selva del Darién, queremos levantar la voz: por estos migrantes, por sus terribles condiciones de muerte y vulnerabilidad”, afirma Mons. José Domingo Ulloa durante una visita a la sede central ACN, y continúa: “El número de personas que mueren son incalculables ya que muchos de los cuerpos de los fallecidos no son rescatados”. El Darién, una peligrosísima selva, frontera natural entre Colombia y Panamá, es conocida por ser de las rutas más difíciles de atravesar en la migración hacia el norte, particularmente hacia Estados Unidos. Se trata de una zona recorrida por miles de personas, sobre todo venezolanos, ecuatorianos, colombianos y haitianos, pero también de migrantes intercontinentales que intentan desesperadamente llegar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.
Mons. Ulloa cuenta que viajó a finales de marzo hasta Darién en el marco de un encuentro de los obispos de las diócesis de frontera de Colombia, Costa Rica y Panamá, apoyado por la fundación ACN, para abordar esta terrible situación. “Se nos rompió el corazón al ver sus rostros”, cuenta el obispo. “La migración tiene rostro de mujer. Un 40% de las personas que atraviesan esta ruta son mujeres. También tienen rostro de niños, de familias enteras… ver eso te parte el alma”, explica. Solo en 2023, más de 517 000 personas atravesaron esta zona del Darién, 113.000 de ellos niños, muchos de ellos viajando completamente solos.