(La Stampa. PAOLO SCARAFONI Y FILOMENA RIZZO).
Cuando estamos a punto de terminar el año académico y organizar la biblioteca de nuestra casa, ha caído en nuestras manos el maravilloso libro de 2017 «Las mujeres en la obra de San Pedro en el Vaticano» editado por Assunta Di Sante y Simona Turriziani. Se trata de los artistas, artesanos y empresarios que trabajaron «a la sombra de la Cúpula, contribuyendo a realzar la belleza de la Basílica Vaticana», desempeñando un importante papel en la Fábrica de San Pedro.
Paola Torniai escribe: «En 1673 Clemente primer jubileo convocado por Bonifacio VIII. Manenti deberá restaurar la obra, originalmente ubicada en el atrio del primitivo San Pedro y dañada durante las obras de ampliación del edificio Paolo V Borghese. … Manenti recupera cada pequeña piedra, vale la pena el trabajo.” Los «recolectores de basura del esmalte». Con las manos desnudas, raspe la tierra entre los raspadores para recuperar esmaltes viejos que han sido reintegrados en esmaltes nuevos. Se trata del polvo que reseca la piel y provoca problemas respiratorios, la incomodidad de estar sentado durante horas en busca de mosaicos, la dificultad de excavar con las manos desnudas, abrasiones y heridas, entre restos y montones de materiales. … Los capitanes de la Navicella… tienen las manos en las manos de la providencia.”