Un pueblo aislado del Amazonas se conectó a internet y cambió su vida

(The New York Times. Jack Nicas).

Conforme los discursos se alargaban, los ojos se empezaron a desviar hacia las pantallas. Los adolescentes navegaban por Instagram. Un hombre enviaba un mensaje de texto a su novia. Y un grupo de hombres se aglomeraban alrededor de un teléfono que mostraba un partido de fútbol mientras la primera líder mujer del grupo hablaba.

En cualquier otro lugar, una escena como esta sería usual. Pero la escena transcurría en una aldea indígena remota en una de las regiones más aisladas del planeta.

Durante mucho tiempo, el pueblo marubo ha vivido en chozas comunitarias desperdigadas por cientos de kilómetros a lo largo del río Ituí, en el corazón de la selva amazónica. Hablan en su propia lengua, consumen ayahuasca para conectarse con los espíritus de la selva y capturan monos araña para hacerlos sopa o conservarlos como mascotas.

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